Libertad como un “colocarse frente al mar”

¿Somos realmente seres libres? ¿En que consiste realmente la libertad?

La libertad es algo que me genera curiosidad, algo que estimula mis ganas de comprender, algo que conecta directamente con un deseo o una necesidad latente que siempre estuvo ahí. Solo con mencionar la palabra “libertad” siento que en mí pasan cositas, algo se mueve, algo se despierta y, de fondo, descubro también algo que se esconde, se refugia, se encoge y siente miedo.

¿Es la libertad una cualidad, una capacidad, una necesidad, una expresión, una idea, una ilusión? ¿Puedo ser realmente libre? ¿Puedo acaso dejar de serlo?

Sin darle muchas vueltas entiendo la libertad como la posibilidad de elegir. Helado de chocolate o de fresa, profesor o bombero, mamá o papá, ciencia o espiritualidad, contigo o sin ti… Pero claro, esta aproximación me enfrenta a reflexionar sobre qué pasa cuando tengo que elegir y a preguntarme desde dónde elijo cuando me toca, que cosas afectan o condicionan ese “elegir”, ¿quién o qué es lo que verdaderamente toma la decisión?, …

El sueño americano de libertad nunca me terminó de convencer y hoy tengo la sensación que no es más que una verdad a medias utilizada políticamente para mantenerme tranquilo en la aparente comodidad de la cueva. A la vez recuerdo como se estremecía mi cuerpo cuando leía, hace muchos años en palabras de Herman Hesse, que para los seres humanos lo difícil no es ser libres sino “devenir” libres. Comprendo ahora la gran dificultad de “llegar a ser libre”, de elegir desde mí mismo, de comprender todos los elementos implicados en cualquier toma una decisiones y elegir con plena consciencia. Tan complicado que parecería hasta más sensato darlo por imposible. Pero, sin embargo, siempre hubo y habrá incontables seres humanos insensatos que sueñan y sangran en busca de la libertad.

¿Chocolate o fresa, cara o cruz, tu o yo? ¿Dónde se ocultan las razones o los secretos para elegir el camino? ¿Que herramientas utilizo para tomar la decisión que me hace devenir libre?

Es obvio, que desde el paradigma en el que crecí, la libertad parece de la mano del conocimiento, de la ciencia y la mente racional. Así, cuanto más conozca todos los caminos, las probabilidades, las estadísticas y las opiniones profesionales, parece que seré más libre y mis decisiones más acertadas. Tan obvio, que me toca enfrentarme a la insensatez de dudar de ello y de abrirme a entender la vida y el mundo desde otro lugar. Afortunadamente, en mi camino llegó el momento en el que mi barca dejó de funcionar y me descubrí asustado y náufrago en un océano de sufrimiento. Afortunadamente, aparece un día el silencio y el observar de las olas como un mantra sobre el que comenzar a respirar. Tan obvio, que me cuesta reconocerlo, me cuesta exponerme a una mirada propia, desde la profunda honestidad. Afortunadamente, es mi niño que todavía sigue valiente, curioso, inquieto y mágico, quien me tiende una mano y me acompaña en este viaje, un niño que me conecta al amor más allá de mis miedos, un niño que no ve una barca rota y un océano amenazante sino que juega a no mojarse y a ratos se aventura a bucear…

Y en esta aventura, afortunada o no, gracias a mi niño o a pesar de mi niño, gracias a las olas del océano o a pesar de ellas, aparece ese sentarse frente al silencio, simplemente a observar… Ese curioso y misterioso lugar en el que me descubro esta mañana, curioseando con mi capacidad de enfocar la atención, como el reflejo de mi devenir en libertad.

Recuerdo también como se estremecía mi cuerpo la primera vez que escuché que “el observador construye la identidad de la luz como onda o partícula” o los estudios sobre la influencia de la intención sobre la cristalización del agua. Cuentan las pseudo ciencias o las no tan pseudo que donde ponemos la atención allí se coloca la energía y se construye una realidad, la mía, la que me hace reír o llorar, vivir o sobrevivir, conectarme al amor o hacerlo al miedo.

Y sí …, así a pasado el día de hoy, como pasan las olas del mar, con o sin pseudo ciencias, con o sin interpretaciones, un día más, hoy con un buen amigo y entretanto, coqueteando con mi capacidad natural de observar con atención y, mis todavía grandes dificultades, para devenir con libertad…

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